roulotte:07

······································································· Roulotte:07
······································································· Mappa di Roma. Rogelio López Cuenca
······································································· We Can Xalant. a77 (Gustavo Diéguez / Lucas Gilardi)+ Pau Faus
······································································· Tlatelolco. 1968 / 2008. Ximena Labra
······································································· CU (Mexico City, August 2006) / Mexico 68. Heidrun Holzfeind
······································································· Adult Games / Origin. Erkan Özgen
······································································· Cartografías silenciadas. Ana Teresa Ortega
······································································· Baggage Roulotte: 07. Javier Peñafiel
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Roulotte:07

Tras los últimos episodios excepcionales (# 05, # 06) Roulotte regresa a sus  periplos habituales, sin apenas li-bro de ruta más allá de su atenta disposición a detenerse a placer donde atisba proyectos interesantes. Quizás la referencia a la arquitectura portátil y de autoconstrucción que propone a77 pueda incluso interpretarse como un modo de explicitar este regreso a la imprevisibilidad de la carretera. Sin embargo, como acontece en el interior de toda experiencia, una vez consumada padecemos la inclinación por interpretar la discontinuidad de los acontecimientos al modo de fragmentos de un único relato. Es así como se nos ocurre ahora sugerir que un mismo hilo tenue atraviesa  la mayoría de los proyectos de Roloutte 07: la memoria.

La cultura contemporánea viene ejercitándose en proyectos de anamnesis de un modo bien visible de unos pocos años a esta parte. La razón de este giro es de naturaleza compleja, pero susceptible de resumirse en dos consideraciones. En primer lugar, hay una evidente carencia de instrumentos para pensar el futuro después de que fueran finiquitadas las ilusiones modernas al respecto; en ese vacío, parece que no hay horizonte utópico posible sin nutrirse de aquellas narraciones pasadas que, quizás, hoy podrían actualizarse. Por otra parte, la magnitud del hedonismo contemporáneo nos ha instalado en una rigurosa dictadura del presente donde, junto a la proliferación efervescente de situaciones, crece de manera proporcional la sensación de una galopante banalidad –la de las biografías prescindibles– que sólo podría corregirse  mediante una arqueología del valor.

(Abril 2010)